domingo, noviembre 25, 2012

Hasta aquí llega, 13.

Sólo espero que algún día encuentres ese sobre que te di, y que antes de deshacerte de él, lo abras y recuerdes cada momento, cada palabra. Que antes de quemarlo o lo que hagas con todos los recuerdos que lleva grabado ese pequeño regalo, vuelvan a tu memoria esos detalles que me hacen ser diferente y que era, probablemente, lo único que te mantenía a mi lado.
Quiero que me dediques un último pensamiento, del tipo que sea, y que tu forma de echarme de donde he estado este tiempo te produzca un último remordimiento.
Me obligaste a romper definitivamente todas y cada una de mis promesas. Ya no te culpo, pero tampoco a mí misma. Éramos inestables, yo superé mi límite y tú lo aprovechaste para usarlo como punto y final. ¿Era necesario? Lo dudo. ¿Era inevitable? Seguramente. Ambos lo sabíamos, me lo recordabas cada mínima oportunidad. Lo negué un millón de veces, para convencerme a mí más que a ti.
Te fallé, me fallaste, me rompí y te olvidaste. Tú no lo quieres arreglar y yo no puedo arreglarlo. He cerrado puertas, he abierto otras, he dejado atrás muchos cachos, pero ahora está todo cicatrizado. He aprendido la lección: no entraba en la nueva ecuación de tu vida.
Nunca me han gustado los puntos finales. Nunca los pondré. Por eso sólo te digo, por última vez: Adiós, cariño...

lunes, septiembre 17, 2012

Viento, crines y libertad

            Viento, crines y libertad

Cálida brisa de verano,
Tronar de cascos y piedras,
Rápido movimiento de corazones.

Puedes sentir su respiración,
La potente fuerza que posee
Y también sus ansias de libertad,
Volando con las tuyas a la par.

Movimientos acompasados
Como dos piezas de un mecanismo
Latidos aceleradas
Formando un solo ser vivo.

Cálida brisa de verano,
Tronar de cascos y piedras,
Rápido movimiento de corazones.

Si cierras los ojos fuerte
Y te agachas levemente,
Notarás en su cuello
La calma que desprende.

A vuestro lado desaparecen,
Parece que vuelan fugaces,
Árboles y tierras en retales
Como fantasmas y tempestades.

Cálida brisa de verano,
Tronar de cascos y piedras,
Rápido movimiento de corazones.

Atrás sólo queda el destino,
Alguna montaña y ningún testigo
De lo que puede ser una huida,
De un recuerdo convertido en reliquia.

Delante hay libertad de camino,
Así que suelta el agarre de riendas,
Enreda tus manos en sus largas crines,
Y cede la decisión a su fiel sentido.

Cálida brisa de verano,
Tronar de cascos y piedras,
Rápido movimiento de corazones.


viernes, junio 01, 2012

Rayos de luz

Rayos de luz

Mírala, es lo único que brilla en todo el jardín. Está en un mundo de blancos y negros. Sus hojas empiezan a marchitarse, pero aún así brilla. Es un sol en miniatura, es un lucero que desprende rayos de vida. Está intentando devolverle el esplendor al mundo y a su alrededor hay un aura de color. Si acercas tus dedos a sus pétalos, verás cómo se esfuerza en darte calor.



Notarás un pequeño calambre, un río de cálido sentimiento que sube por las yemas y te recorre por dentro. Pero, quizás, su tono se apague un poco más, quizás una hoja se suelte hasta caer a tus pies. Sabe que su vida es efímera como el tiempo y aún así quiere hacer sentir que existe, que puede afectar al rumbo del destino gris. Por eso, si apartas ligeramente la tierra de su alrededor, podrás descubrir unos tiernos  brotes, verdes como ningún otro que haya aparecido en ese lánguido jardín. Incluso por sus raíces está entregando su esencia, sus gotas de color. No le importa que eso acorte sus días, sus horas, si puede devolverle la luz a ese paraíso en miniatura. Es su meta, su razón de existencia. Es por lo que lucha, por lo que se enfrenta al resto de la naturaleza apagada. A lo mejor mañana ya no queda de ella más que un triste esqueleto de pétalos, pero seguirán siendo pétalos coloridos, mustios pero con un rastro amarillo. En realidad jamás morirá, nada perece si queda en el recuerdo. Aquellos tiernos brotes llegarán a crecer e iluminarán el jardín como ella intentó hacer. En sus tallos, sus hojas y sus flores, habrá una marca de su sueño, su perseverancia, su inocencia y su esencia. Porque con esfuerzo, se cambia hasta el color del cielo.

viernes, mayo 11, 2012

Calle de secretos

Calle de secretos

A partir de ciertas horas de la noche, en Blackfriars Road, desde hacía unos meses, se podían observar oscuras figuras, arrebujadas en sus capas. Carros de caballos, tan negros como las personas que subían y bajaban de ellos, traqueteaban por los adoquines de piedra. Se oían algunos susurros, quizás secretos contados en voz baja, quizás negocios llevados a cabo al amparo de las sombras. Una pequeña figura apareció  aquella especial madrugada corriendo por una esquina, con un pequeño paquete en una mano. Llevaba algo que cambiaría la historia, pondría en duda al mundo. Sólo era una llave pero, ¿qué abriría?


jueves, abril 26, 2012

Un único segundo

Un único segundo

El tiempo corre. 
Aunque tú estés quieto. 
Es imparable.

¿O no? 
Miras tu reloj. Es antiguo, de bolsillo con su cadena. Las agujas van lentas, muy lentas, mientras imaginas que puedes acelerar su movimiento. ¿Por qué cuando esperas no va igual que cuando desesperas? Observas el cielo, comparas la velocidad de las nubes blancas con la de las agujas oscuras. Ojalá fueran tan deprisa como las nubes. 
No puedes hacer ir más rápido al tiempo. 

Metes el reloj en tu bolsillo. 

Vuelves a alzar la mirada. 
Y echas a correr.

viernes, marzo 30, 2012

Falsos tópicos, falsas esperanzas

Falsos tópicos, falsas esperanzas

Es como tener una espina donde más duele y no querer sacarla porque nos da miedo ver que queda una cicatriz después, o peor, un agujero que no va a cerrar. Nos da miedo sentir que algo se estropeó y que no volverá a ser lo mismo. Tampoco dejamos que nuestro cuerpo, más inteligente que nosotros, se ocupe de ella. Dejamos todo tal y como está a modo de recordatorio permanente, sabiendo que a la larga será peor, que será una tortura sin motivo porque de ahí no saldrá nada bueno. Acabamos acostumbrándonos a que esté ahí, aprendemos a ignorar el dolor hasta que a alguien le da por preguntar: Hey, ¿qué tienes, no te hace daño?

Como ya dije una vez, sí que hace daño, sí que duele, pero por cobardía, por temor, por añoranza, por yo que sé qué, no puedo ponerle solución.


Que el tiempo no cura, acostumbra; que un clavo no saca otro clavo, simplemente tienes otra cosa más de la que preocuparte y que el odio no lo mejora, sólo da remordimientos.

lunes, febrero 27, 2012

Error

Error 

Nunca debía haber entrado allí. 

Pero ahora no había marcha atrás. 

No le quedaban fuerzas para seguir corriendo. 

Se había perdido entre los callejones, pero aún escuchaba pasos a su espalda. 

Tropezó y cayó de rodillas al suelo mientras lloraba. 
Delante sólo había una pared. 
Detrás, una sombra y oscuridad.

lunes, enero 16, 2012

1000palabrasyunasolapersona

1000palabrasyunasolapersona

Sé que quizás no soy la mejor persona del mundo, ni mucho menos la más sincera a la hora de explicar todo lo que pienso. Al igual que sé que tampoco soy valiente, ni resistente. Soy capaz de razonar actos y sucesos que parecen imposibles, hasta que les hallo una solución comprensible, pero a la vez complico demasiado las cosas fáciles y las convierto en irracionales. 

Me dan miedo la soledad, el rechazo, el abandono, la falta de sentimientos, las amistades rotas (sólo las buenas, por supuesto), la ignorancia, la cobardía y las arañas. Odio las mentiras (aunque yo también las diga de vez en cuando, pero puede que esas sean las que menos soporte), los amigos falsos, el pánico irracional (y el racional, para qué engañarse), las falsas esperanzas e ilusiones, mi torpeza natural y mi falta de equilibrio, la maldad, el egoísmo (siempre que no se relacione con el amor), los celos y las heridas del corazón. Tampoco soporto los aires de suficiencia, el tomate crudo, la leche, la piña, la cebolla, los pimientos, la comida picante, la música de eterno "chunda-chunda", los malos libros, las historias de los nazis, el fútbol, el rosa, los famosos y los pijos, la suficiencia de algunos, ni a la gente pedante. 

Me gustan las películas de fantasía, romances, aventuras y ficción, también la música de Evanescence, Within Temptation, Amaia Montero, Bruno Mars, Simple Plan, Secondhand Serenade, algunos grupos góticos pero a la vez grupos de pop comercial, bandas sonoras de Disney e infinidad de cantantes, poder cantar sus canciones cuando estoy sola en casa sin que nadie me escuche, hacerme una bola en la cama para dormir con todos mis peluches, sentarme en el sofá destrozándome la espalda con el ordenador en las rodillas para no pasar frío, dar vueltas por la ciudad andando, aunque haga un frío que pele, y hablar de todo con esas personas que tanto adoro (sí, vosotros sabéis quiénes sois) y pasarme horas y horas delante de mi portátil chateando por el messenger, por el facebook o por el tuenti (básicamente con la misma gente de antes), las salchichas rellenas con queso, el ketchup y la mayonesa, casi cualquier tipo de queso, la sopa de tomate y los bocadillos del Subway . Adoro Londres, Salamanca, Valladolid y quiero ir a París, Viena, Venecia y recorrerme el mundo entero. No puedo vivir sin mis libros, un cuaderno y mi bolígrafo-pendrive, mi ordenador, "mi" caballo Gamo y su comportamiento infantil, mi familia y su locura, mis personas especiales, la música, poder escribir y leer, mis peces, el color azul y el blanco, la colonia de Touch of Pink y mi colgante de llave.

Me trabuco mucho al hablar porque lo hago demasiado deprisa y casi nadie me entiende al final, soy muy transparente pero muy complicada, se me nota a la legua cuando alguien no me cae bien, temo confiar y que me fallen, lo hago poco y me suelo equivocar, me enamoran más los hechos que el físico, me pierden las palabras tiernas y la sinceridad, me ganan más las miradas llenas que los halagos vacíos, me duelen los engaños y mi propia incertidumbre. Me cuesta admitir que me he equivocado, pedir perdón, perdonar, olvidar, no guardar rencor, dibujar, hacer fotografías, presentarme a la gente nueva, hacer puzzles, aguantar a los niños y tener paciencia. Lo intento pero no lo consigo completamente.

Sé escuchar, dar consejos que a los demás les funcionan pero a mí no, mantenerme en silencio cuando es necesario, echar la bronca cuando el momento la pide a gritos, contar mal chistes buenos hasta destrozarlos,  desesperar en mis días malos y exasperar en los buenos.

Soy peculiar, bastante bipolar y demasiado realista para la edad que tengo (o eso dicen de mí). Puedo escribir un libro entero para definirme, pero en realidad nada mejor que hablar. 

En resumidas cuentas: soy yo.