viernes, junio 01, 2012

Rayos de luz

Rayos de luz

Mírala, es lo único que brilla en todo el jardín. Está en un mundo de blancos y negros. Sus hojas empiezan a marchitarse, pero aún así brilla. Es un sol en miniatura, es un lucero que desprende rayos de vida. Está intentando devolverle el esplendor al mundo y a su alrededor hay un aura de color. Si acercas tus dedos a sus pétalos, verás cómo se esfuerza en darte calor.



Notarás un pequeño calambre, un río de cálido sentimiento que sube por las yemas y te recorre por dentro. Pero, quizás, su tono se apague un poco más, quizás una hoja se suelte hasta caer a tus pies. Sabe que su vida es efímera como el tiempo y aún así quiere hacer sentir que existe, que puede afectar al rumbo del destino gris. Por eso, si apartas ligeramente la tierra de su alrededor, podrás descubrir unos tiernos  brotes, verdes como ningún otro que haya aparecido en ese lánguido jardín. Incluso por sus raíces está entregando su esencia, sus gotas de color. No le importa que eso acorte sus días, sus horas, si puede devolverle la luz a ese paraíso en miniatura. Es su meta, su razón de existencia. Es por lo que lucha, por lo que se enfrenta al resto de la naturaleza apagada. A lo mejor mañana ya no queda de ella más que un triste esqueleto de pétalos, pero seguirán siendo pétalos coloridos, mustios pero con un rastro amarillo. En realidad jamás morirá, nada perece si queda en el recuerdo. Aquellos tiernos brotes llegarán a crecer e iluminarán el jardín como ella intentó hacer. En sus tallos, sus hojas y sus flores, habrá una marca de su sueño, su perseverancia, su inocencia y su esencia. Porque con esfuerzo, se cambia hasta el color del cielo.